miércoles, 28 de septiembre de 2011

LA QUETZALCOATL

Ayer, entre un remolino de preocupaciones, dudas, y malestares, llegué al ojo del huracán, y en medio de la breve calma, se me ocurrió llamarla.

Sifuentes, se llama, Quetzalcóatl Sifuentes, para mi desde ayer. Hace alrededor de 3 años o más que no cruzamos ni una llamada, ni un café, ni una mirada.

Yo: "M" ¿Sabes quién habla? Seguro que no. Y ésto será divertido o frustrante.

"M": (con la energía única que los años han sabido tornar en esa voz calmada; que tiene sin embargo ese timbre, ese calor, esa intención inevitable) Seguro que resultará divertido, todo depende de para quién y quién seas.

Yo: Necesito hablar contigo, hace años fuimos buenos amigos; en la universidad, y necesito un puerto donde descansar. ¿Tienes tiempo?

"M": Justo ahora estoy en una sesión, pero ven, llega a las 8 y media.


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Cuando llegué vi a la misma mujer que recordaba, su pelo lacio, ralo y recortado del modo más práctico posible, su vestuario típico de egresada de filosofía y letras en la UNAM, y una mirada que me escudriño 3 segundos con con esa mirada severa que vi tantas veces, y de pronto su rostro cambió, se suavizó, me sonrió como lo hizo tantas veces y supe, que había reencontrado a mi amiga.

Su vida también cambió mucho, sufrió graves pérdidas permanentes, ya no tiene pareja, ya no tiene el mismo trabajo, ya no es la misma.

"Morí" - me dijo.

"Me caí en un hoyo profundo, de donde no quería salir. Y rota como estaba, no le ví sentido a parchar y enmendar, (llevaba 5 años enmendando y pegando) así que reventé lo que quedaba, los pocos trozos quedaron reducidas a cenizas, y mori, como mis viejos, como mi amor, como mi vida"

"Durante semanas, meses, morí; Y el mundo se desvaneció para mi como un vago recuerdo, como una vana lucha, como un sueño interrumpido. Hace apenas un par de semanas que me sentí lista para renacer, y hoy estoy bien"

Aún noté un dejo de dolor en su "estoy bien", la piel muerta que se aferra a la piel de ésta nueva Quetzalcóatl que murió con el ocaso y renació hoy en un nuevo amanecer.

Escuchó como siempre escucha, y sabia como es, me obliga ahora a descubrir la verdad en propia carne. Y cuando le pido su opinión responde: "Sólo el tiempo lo dirá". Siempre lo dice.

Me despedí con la habitación llena de humo de "Delicados", un sabor de café en la boca y una promesa de vino en el corazón.

Quetzalcóatl nunca me dió respuestas, me da paz.

2 comentarios:

  1. wow para empezar ojala ´"m" este mejor como dice estarlo, una vez tambien estuve en hoyo y sali de el rascandando o todos lados me tome mi tiempo y lo logre
    cada vez que siento que estoy a punto de caer de nuevo solo me repito "dale tiempo al tiempo" y como dijo "m" solo el lo dira

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  2. Sabias palabras anónimo, yo las complementaría con una de mis citas favoritas de Albert Einstein, "La vida es como una bicicleta, debes seguirte moviendo para no caer" Entonces, habrá que darle tiempo el tiempo, pero no puedo quedarme quieto a esperar a que "algo" suceda. Debemos movernos SIEMPRE.

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